Comentario
En la zona adriática se desarrollan diferentes grupos culturales, todos ellos derivados del horizonte de cerámicas impresas, mostrando una evolución lineal que constituirá la característica específica de la zona. La diferenciación de los grupos culturales asociados a la evolución cronológica, se realiza en función de las producciones cerámicas, dada la progresiva evolución de las técnicas decorativas y morfológicas. En las regiones costeras se distingue el grupo Danilo, mientras que en la zona de Bosnia el grupo de Kakans, aunque la proximidad de registro empírico permite su asociación en algunos sectores. Posteriormente, la primera evoluciona hacia la cultura Hvar-Lisicici, mientras que la segunda forma la cultura Butmir. El hábitat presenta unas características similares, dando los asentamientos tanto en cueva como al aire libre. Estos últimos están caracterizados por una continuidad del hábitat semiexcavado, aunque en los periodos recientes no faltan las estructuras complejas construidas en superficie.
En Italia meridional y en Sicilia, a pesar de la diversificación de los grupos, se observa una continuidad con el horizonte antiguo observado tanto en los patrones de asentamiento como en la persistencia de los poblados atrincherados. Se observa, no obstante, variaciones en la cultura material con la introducción de cerámicas pintadas de progresiva complejidad decorativa. La evolución parece marcada por la aparición de pequeños grupos (Ripoli en la zona de los Abruzzos, cultura de Dasso en la zona del Lacio) caracterizados a nivel general por un desarrollo de la economía de agricultura y ganadería, y un hábitat poco significativo, bien al aire libre (grupo de Ripoli, con el yacimiento epónimo caracterizado por cabañas circulares excavadas en el subsuelo) o en cuevas (Dasso).
Posteriormente, se produce la evolución de estos grupos hacia la aparición de zonas culturales más amplias como la de Serra d'Alto, que se desarrolla desde el sur hasta el centro de Italia. Está caracterizada por un hábitat semiexcavado de planta circular y sepulturas bajo los mismos hábitats o en zonas aisladas. La cerámica presenta unas formas simples decoradas con pinturas a base de motivos geométricos. La fase más evolucionada del sur de Italia es la del grupo de Diana, que ocupa los Abruzzos y parte de Umbría, aunque su desarrollo más importante se produce en las islas meridionales.
En el norte de Italia se desarrolla una propia evolución, desligada de los centros de los Balcanes, pero paralelizable y en relación con la evolución de las regiones próximas, como los valles suizos y las regiones meridionales de Francia. Así, en continuidad con la cultura de Fiorano se desarrolla la cultura de los vasos de Boca Cuadrada, que comprende una extensión en el área ligur y norte de Yugoslavia. Recientemente, se ha establecido la diferenciación a base de la tipología de la cerámica de tres fases de valor cronológico: la de mayor antigüedad, Quinzano, caracterizada por la existencia de recipientes de boca cuadrada y decoración incisa; la fase media o de Rivoli-Chiozza, con cuencos de boca cuadrada y decoración excisa; y la reciente o de Rivoli Castelnuovo, con influencias en el horizonte posterior, de Lagozza. El hábitat puede ser en cuevas o al aire libre, donde se atestiguan cabañas circulares con pasillos de acceso y sepulturas en fosa, en la que el difunto se sitúa en posición encogida.
Más reciente es el desarrollo de la cultura de Lagozza, caracterizada por unas producciones cerámicas lisas. Los hábitats son al aire libre o en cuevas, destacando entre los primeros los situados en los bordes de los lagos prealpinos. Este grupo cultural se desarrolla en la parte más septentrional de la península itálica (Liguria, Lombardía) y presenta unas producciones cerámicas que han permitido su relación con los grupos culturales de otras regiones de Europa coetáneos, como el Chassey, Cortaillod y, probablemente, Michelsberg.
Este periodo, que cubre la segunda mitad del IV milenio, se halla representado en Francia meridional por la cultura Chassey, cuyo proceso de formación se realiza en la propia región meridional francesa y que conocerá una expansión geográfica que llegará a cubrir la casi totalidad del actual estado francés (valle del Ródano, Alpes, Macizo Central, cuenca de París, Aquitania). La expansión de las manifestaciones culturales chasenses en las zonas septentrionales ha dado lugar a la diferenciación de un Chasense Meridional, del Chasense de la Cuenca Parisiense y del Chasense del Oeste.
El proceso de formación se realiza a partir de la propia evolución de los grupos del Neolítico Antiguo (Montboló, Bize, Fontbregua), con un proceso de tipo multinuclear y cuya explicación se halla en el desarrollo de la estructura socioeconómica de las comunidades neolíticas. La cultura chasense es observada actualmente como una vasta entidad homogeneizada en función de las producciones cerámicas, pero en cuyo seno se observan variaciones regionales significativas, fruto de un desarrollo marcado por tres características. La primera es la existencia de una economía de subsistencia de tipo local, a partir de un desarrollo de la explotación de la ganadería y la agricultura; la segunda son las relaciones de complementariedad territorial de tipo regional, y la tercera, un marco de intercambios y circulación de materias primas de tipo macrorregional.
El hábitat está caracterizado por su situación al aire libre, preferente en los valles de tierras de explotación agrícola fácil y presenta una superficie extensa (St. Michel de Touch cerca de Toulose, tiene varias hectáreas) y una estructura caracterizada por empalizadas y fosos que rodean la propia área de habitación, donde las construcciones son mal conocidas debido a la conservación preferencial de las estructuras excavadas (hogares y silos).
A pesar de la parquedad en los estudios se admite un desarrollo agrícola, observado no tanto en las propias variaciones de prácticas y variedades cultivadas respecto al periodo anterior, sino por su incremento atestiguado esencialmente por los análisis antracológicos y polínicos que reflejan una mayor antropización del medio. Las prácticas pastoriles se verían incrementadas, en esta zona meridional, con la explotación del cerdo doméstico y, sobre todo, por la reducción de las aportaciones de la caza. El final del Chasense se observa como la disolución de las relaciones económicas en beneficio de entidades espaciales más reducidas.